20080903

El libro

Le había prevenido sobre el libro. Ahora era demasiado tarde. ¿Cómo iba ha saber lo que pretendía Leopoldo en la sala de La Regenta? Era una locura.
Leopoldo, Laura y yo quedábamos todas las tardes de los viernes para echarnos un café y "culturizarnos". Nos encontrábamos en La Regenta, en El CAAM o nos pasábamos toda la tarde en "La librería Canayma" Todo dependía de una llamada que siempre realizaba Leopoldo a las 11:00 de la mañana de los viernes.

Me llamó un lunes para informarme que había recibido el libro "El libro de los sueños siglo XIX" Leopoldo coleccionaba libros antiguos, lo hacía a través de Internet, participaba en subastas o intercambiaba algunos de sus tesoros para conseguir lo que quería. Por fin, tenía la colección completa desde el siglo XIV al XIX. Debes saber que no se los enseñaba a nadie, todos sabíamos de los libros, pero no era capaz de enseñarlos, espesábamos a dudar de su existencia. Los guardaba bajo llave y los cuidaba a diario.
En nuestras tardes de reunión siempre se le escapaba algún comentario; "los libros sólo tienen fotos en blanco y negro" " Son libros con una carga emocional tremenda" "el último tiene fotos de mis antepasados" "Cada persona que realiza la foto, tiene que ser después fotografiada"... Ahora me doy cuenta que fue poco a poco advirtiéndonos de lo que pretendía, el Leopoldo.
Me llamó el miércoles para contarme que aquellos libros, pasaron durante mucho tiempo de una familia a otra, y si no existía descendencia, pasaban a un buen amigo. Que le encantaría aparecer fotografiado en el próximo número. Yo bajo mi ignorancia, le dije "Haré todo lo posible para que aparezcas en uno de esos libros".
Me llamó el jueves, para decirme que acabada de realizar una foto a una chica para el próximo libro.
Me llamó el viernes, yo me encontraba con Laura desayunando en el bar que está al lado de la oficina. Me pidió que abriera la página 56 del Canarias 7 y que mirara la foto de la derecha y que nos veíamos en la entrada de La Regenta a las 5:00. Anunciaba una exposición de fotografía a tamaño real. No leí bien el contenido, ni siquiera el título, sólo nos fijamos en la foto. Sólo le comenté por teléfono "Tiene buena pinta.". Él soltó una carcajada y me colgó.
La primera impresión de esa foto fue que intentaban representar un cuadro de algún pintor, me aprecio cursi, con las flores sobre el libro, ella tumbada en la cama dormida después de un buen rato de lectura.
Cuando estabamos delante de la sala de exposiciones, después de besos y palabras de saludos, nos dijo " tienen que saber que la chica de la foto es "Matilde", abuela de la abuela de mi tatarabuela. Estoy emocionado con esta exposición, llevo desde que tengo uso de razón guardando el primer libro que me dejó mis antepasados, ya tengo la colección completa y ahora logro ver una exposición de este tema" Yo no entendí nada hasta ver varias de las fotos.
Empezamos a mirar la primera fotografía, la que se encuentra a la derecha. Era una foto donde la cama, los cuadros, los objetos, te decían lo antigua que era. Un señor vestido con un traje negro, con sombrero y tumbado en la cama con los ojos cerrado y una señora que no lo mira, mira al fotógrafo, seca y distante con un libro entre sus manos. Leopoldo se dirigía a nosotras mientras movía la cabeza, esperando alguna respuesta. Hay ya tenía ojos de Loco.
No hicimos comentarios y pasamos con tranquilidad a la siguiente foto. Esta ya nos puso nerviosas. Una foto familiar, seis personas, tres que se encontraban sentadas y el resto detrás. Era una foto triste, todos de negro, todos serios, con caras pálidas, el señor que estaba sentado en el centro, parecía dormido, incluso estaba con los ojos cerrados. Uno de ellos llevaba un libro entre sus manos. Laura soltó un "Joder, que fotos más... Uh... no sé como decir..."fúnebres". Solté una carcajada temblorosa y Leopoldo nos miró mal, lo que nos dio pie a más risas.
Seguimos el recorrido, la siguiente foto era la del periódico, me acerqué para ver quién era el fotógrafo, por supuesto Leopoldo V. Me miró y me recordó con sus ojos, mis palabras. "Haré todo lo posible para que aparezcas en uno de esos libros". Se acercó a mí y me dio un libro.
Yo me quedé paralizada pensando " Vaya muerto me ha tocado".